sábado, 24 de agosto de 2013

Your Singapore! - Part II

     Este “business trip” a Singapore ha sido un “shakai benkyou” o estudio de la sociedad actual en esta parte del planeta. He aprendido bastante -aunque sé que aún no lo suficiente- de como funciona este cuarto centro financiero mundial. Como deben saber, después de New York, London, Tokyo, se ubica Singapore. Un país de sólo algo más de 700 Kilómetros cuadrados y cuyo nombre deriva de “Singa” que significa león, y “Pura” que significa ciudad; o sea es la Ciudad del León, un nombre apropiado porque parece rugir.

     Es una ciudad cosmopolita y donde confluyen casi todas las razas. Es normal ver por las calles a gente con turbante o a gente en “short” y sandalias. Hay comida para todos los gustos: china, malaya, italiana, etc. Nuestros desayunos, almuerzos y “snacks” eran en el interior del lugar donde teníamos los “meetings”. Los organizadores habían arreglado todo muy bien para no tener que movilizarnos a ningún lado, por lo que no tuve necesidad de salir del recinto desde la mañana hasta el atardecer. Durante los breves "break-times" podíamos tomar un café, dulces típicos o, si se quería, intercambiar opiniones con asistentes de los cinco continentes. Era la única latina aunque representaba a una entidad japonesa.

     Como es mi costumbre, las cenas preferí buscarlas por mi cuenta. Es parte de mi rutina tener ese momento solo para mí, es por eso que, me escabullo apenas acaban las reuniones, y dejo mi mente libre de todo y la “reseteo” para poder empezar con la mente fresca el día siguiente. Me gusta mucho visitar lugares donde come el común de la gente, disfrutar de lo típico, lo natural, viendo el ambiente que me rodea y sintiendo la energía que fluye de la gente en su lucha diaria. Es así que durante mi estadía elegí un restaurante malayo cercano al hotel en el que probé algunos de sus platillos y todas me parecieron de influencia china. Es decir, en comida no tuve problemas, excepto con algunos potajes demasiado picantes; a simple vista parecían no picar -ya sé que el grado de picantez no se ve a simple vista- pero al ir comiendo se sentía el ardor en la lengua. Pero como de los fracasos se aprende, al darme cuenta de eso, antes de pedir preguntaba si eran picantes o no. La gente, en general, es amable y aunque se diga que el idioma principal es el inglés, noté que algunas camareras mandaban a uno que sabía más inglés a atender a los extranjeros -de rasgos no asiáticos- que entraban. Hasta ahora recuerdo la imagen de una madre dándole de comer a su hijito y también la gran porción de papaya que pedí de postre al verla en un un congelador -yo solo pedi, el tamaño lo decidieron ellos- ya que en la tierra del sol naciente es difícil encontrar un restaurante en el que te den fruta fresca. Aquí comer frutas es un lujo, por eso y por mucho más disfruté esa riquísima papaya fresca.

     Mi movimiento en la ciudad fue completamente en taxi que a mi parecer cobran de manera razonable, aunque como en todos los lugares los taxis seguros son más caros. Eso lo comprobé cuando volví de un centro comercial en uno que tomé al azar en la entrada y comparé el precio que me cobró; sin duda, fue bastante más barato. Pero bien, algo que resalta en la ciudad es la gran cantidad de instituciones educativas o empresariales. A nosotros nos tocó estar en un complejo denominado Biópolis que pensaba que era menos grande de lo que resultó. Me sorprendió la extrema vigilancia del lugar pero dada la situación que se vive, se entiende.

     Terminada mi misión decidí tener unas horas para conocer algo más de la ciudad y le pedí a la recepcionista del edificio del complejo en el que estaba que me recomiende alguno de los lugares más representativos de la ciudad y luego de una llamada telefónica me recomendó visitar Marina Bay Sands. Aprobé la idea, me llamó un taxi y preparé mi mente para hacer un poco de turismo antes de volver a Japón. En el trayecto, edificios de diferente arquitectura desfilaron ante mis ojos. No debería sorprenderme, después de todo en Tokio también hay y muchos, pero allí lo sentí diferente. A un lado el mar y al otro lado los edificios y uno desplazándose por una amplia avenida rodeada de árboles y de vez en cuando mucha vegetación tropical. Ese paisaje artificial que se ve en las fotos, visto en vivo y en directo, realmente impresiona. Aunque a decir verdad, sólo me gusta verlo de lejos. Esa fue una de las razones de elegir un hotel cerca del lugar de reuniones, fuera del "downtown",  y además por no estar en ese conglomerado, no usar el subterráneo y poder desplazarme con mayor rapidez.

     El taxista me iba dando algunos consejos de lugares para ver en Marina Bay Sands. En algun momento escribiré sobre mi impresión de los taxistas porque cumplen una labor muy importante para los turistas al manejar mucha información útil. No llegábamos aún y se levantó ante mí un imponente edificio trillizo unido por la parte superior! El edificio realmente impresiona y para entrar, si no se es huésped, se paga S$20; en la parte superior tiene una piscina al aire libre y esta conectado a uno de los casinos más famosos del mundo por un puente cerrado que cruza sobre la amplia avenida que las separa. A ese casino se puede entrar gratis a la sola presentación del pasaporte y los locales tienen que pagar S$100. Al lado del casino hay un amplio centro comercial donde hay de todo y entretenimiento para todos; hay hasta una pequeña canoa para disfrutar con la familia en un pequeño canal artificial en el interior de las instalaciones.

     He visto un gran número de diseños arquitectónicos pero aquel del Marina Bay Sands aún permanece en mi retina. Hasta dónde llegará la imaginación humana, de qué más seremos capaces. Sin duda la especie humana -humana en la medida en que no perdamos la capacidad de conmovernos ante la muerte de un animalito o un ser humano- está dotada de una inteligencia que sigue evolucionando. Fue una experiencia indescriptible sentir cómo se le gana espacio al aire y al mar como lo hacen ellos. Otra cosa más que me llamó la atención fue el Aeropuerto de Changi por su comodidad y su diseño, especialmente del Terminal 3 desde donde tomé mi vuelo de regreso a Japón. En el tiempo de espera me entretuve observando a los viajeros que pasaban por el amplio pasillo que había delante de mí. Era como una pequeña “Torre de Babel” y todos parecían tener prisa. Sentada en una de las sillas de esa amplísima sala de espera ví desfilar personas empujando su carrito sin hacer ningun ruido sobre el piso alfombrado. Era entretenido tratar de adivinar por sus atuendos el motivo de su viaje. Este cómodo aeropuerto tiene bien ganado el ser uno de los aeropuertos más visitados del mundo.

     Como dije al inicio, este “business trip” por “Your Singapore” -es su slogan- me ha servido para aprender mucho más de esta sociedad de la que formo (amos) parte. Mi visión del mundo se ha ampliado, pero aun así, tengo sentimientos encontrados. El desarrollo económico y tecnológico implica el empleo de mano de obra y en el trayecto veía desde el vehículo en que me desplazaba los carros que llevaban en la tolva a los obreros que trabajan en construcción. Los miré de reojo a través de la ventana: eran, al parecer, personas de países vecinos, de ojos rasgados, con rostros curtidos y manos trabajadoras. No sentí pena por ellos porque a un trabajador no se le tiene pena sino respeto. Pero sí sentí pena al pensar que eran personas que habían dejado a sus familias en algun lugar de Asia para enviarles dinero y poder satisfacer sus necesidades básicas. Sólo espero que sean debidamente pagados y retribuidos en su esfuerzo.

     Ayer conversaba con un arquitecto japonés y le pregunté si había estado en Singapore y me contestó que lo había hecho hace unos veinte años. Le recomendé que vaya nuevamente porque era impresionante y que parecía un libro de arquitectura abierto. El me respondió que esa era sólo la parte nueva, pero que detrás de esos edificios me encontraría con una realidad diferente. Por eso, espero poder ir nuevamente para ver con mis propios ojos esa otra cara de la luna. Por lo pronto me quedo con lo que ví y lo que me mostraron. No puedo adelantar juicios. Pero a pesar de todo lo bello que pueda haber visto me quedo con mi cielo, mi río, mi puente, mis tortuguitas…en este espacio donde al llegar me sentí en paz conmigo misma y en comunión con la naturaleza.

     Si desea ver imágenes de Marina Bay Sands y Singapore, en los buscadores hay bellas imágenes del edificio-hotel como éstas que encontré en Internet. En algun momento pondré las fotos que tomé con mi camarita.

Taken from Internet.
 
 
Taken from Internet.
 
     Y así evocando este viaje realizado hace tres años termino mi semana  que ha sido plena de experiencias y vivencias de todo tipo. A principios de semana, volví a ver después de seis meses al mismo arquitecto para recibir unos "souvenirs" de sus tres semanas de viaje por Sudamérica, y a pesar de ser muy parco, y hasta diría una persona a quien ya nada le asombra porque se ha recorrido medio mundo, me comentó que le gustaría ir de nuevo. Mi amigo es una persona extraña pero lo aprecio. Quizás sea porque los excéntricos nos comprendemos entre nosotros, aunque tengamos muchas diferencias fundamentales y conceptuales. Y, aunque, cuando le hablé del grado de avance y modernidad de Singapore se mostró algo escéptico, después de todo viajó a Singapore para constatar lo que le conté. Creo que en la variedad de amigos que tengamos está lo interesante de vivir y Dios nos pone cada día en nuestro camino a un gran número de personas. Indudablemente no con todos los que nos cruzamos existe -o se siente- esa empatía que nos atrae y nos hace cultivar esa hermosa flor llamada amistad. Por mi parte, tengo conocidos y amigos de todas las edades y diferentes caracteres, y aunque -siempre hay un aunque- no los vea a menudo sé que cuento con ellos(as). Porque ya sabemos que hay una gran diferencia entre conocidos y amigos, ¿verdad? Sólo por dar un ejemplo: a un amigo lo puedes criticar o le puedes decir con claridad lo que sientes o contarle tus cosas sin temor por esa confianza que le depositas.
 
      Pero aparte de charlar un rato con mi amigo y ponernos al día en lo que habíamos hecho últimamente, esta semana uno de los estudiantes-asistentes del centro donde trabajo me hizo emocionar. Lo conozco desde hace unos meses y hace poco me contaron que había perdido a su padre hace un año -lo cual él mismo me lo confirmó después- y como es un chico muy educado y correcto lo veo como a un sobrino y antes de empezar el trabajo o al terminarlo hablamos de otros tópicos por unos minutos. En una de esas ocasiones, salió en la conversación que iría con sus amigos de promoción a una caminata por una montaña que hay al norte de aquí y donde hay una hermosa vegetación en esta época. Le comenté que seguramente habrían muchas flores silvestres, y luego le dije que si tomaba fotos de los paisajes me las mostrara. Pasaron los días de descanso de Obon (época de visitar tumbas de difuntos) y esta semana llegó como siempre y mostrándome un USB me dijo: 'Cópielo, por favor'. No logré reaccionar al instante hasta que agregó: 'son fotos de flores de la montaña', y entonces, recién recordé lo que le había dicho. Es así que las copié y empecé a ver hermosas fotos de florecillas silvestres que hoy adornan la pantalla de la PC. Pero lo que más me conmueve es que se haya tomado el tiempo de tomarlas y ¡tantas! Los chicos de su edad generalmente tienen interés en todo menos en flores y él gastó sus preciados momentos de relax que podía haberlos dedicado a otras cosas más interesantes que a tomarlas. Sin duda mis ángeles están en todas partes. Ahora mismo que escribo esto se me hace un nudo en la garganta. Cuántas cosas pueden nacer de una palabra dicha con el corazón y cuántas cosas lindas podemos compartir con las personas que nos rodean. Nunca me cansaré de dar gracias  a Dios por todo lo que me ha dado y me sigue dando. No le pido más porque así como estoy y soy, me siento felíz.


2 comentarios:

  1. Que hermoso hermanita.
    Gracias por compartir parte de tus vivencias y creeme que por tus publicaciones conozco mas de ti y del mundo.
    Felicidades y que DIOS siga bendiciendo tu vida.
    Tqm.

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  2. Gracias a ti hermanito en Dios.
    Me alegra que a traves de mis escritos puedas conocer algo mas de mi y viajar por el mundo...Bendiciones! Un abrazo!

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